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lunes, 29 de julio de 2013

Otoño-Invierno



En un silencio rotundo me colmo de gritos al interior de esta enorme imaginación mía...

Aprendo a vivir con aquellos tormentos, aquellos que he dejado partir, aquellos que permanecen conmigo después de que todos se han ido, es exactamente lo que me queda de todo lo vivido, su paso, su aroma, su imagen, su sombra, su hermosa sonrisa, y su tono de voz al decirme adiós...

Tengo la Sed de beber, beber mucho y emborracharme. Sí, ya lo he intentado y me mantengo sobria, tanto que alejo la botella sabrosa y la tiro, la volteo en dirección de otro ebrio que quiera beber de ella, es así como dejo el vicio, es así como después de algunos días de no fumar, vuelvo a prender el cigarrillo y a tirar colillas y colillas al suelo durante muchos intentos fallidos de aureolas de humo saliendo de mi boca. Es así, como al partir, en un recorrido que se supone breve, se integran miles de antecedentes que me provocan una enorme confusión en el estomago, que lo revuelve, que produce a su vez un aumento en la presión arterial, la necesidad de recibir aire, la necesidad de expulsar algo por la boca, el ahogo de involucrarme nuevamente con algo que causa placer por unos segundos y que después, después se transforma en un mal sabor en la boca.

Existen caminos rotos que me proponen una historia sin final, ya he leído algunas de sus cartas que han aparecido sin querer dentro de un orden improvisado que se genero por las ganas locas de un cambio. No tengo palabras suficientes para decirle que no es tiempo, no me reconozco aún, y ni siquiera pretendo volver a ser lo que fui, solo quiero vivir esta etapa enloquecida, improvisada y hipersensible de la vida...


Existen muchas cosas que deseo hacer, y ni siquiera se por donde empezar, y si me preguntan, tampoco sabría decirles cuales son aquellas cosas...


Vaya...

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