Confiezo que un dia, camino a casa, mientras conducia, y el volumen de la radio todo lo cubria... mi voz salia euforica junto a palabras de furia y rencor que me nacieron gritar a quien no las escucharia... no era alguien que pasaba por hay, era alguien que se involucro en mis pensamientos y que apeno mi pecho al comprender lo errado que se puede estar cuando solo se piensa en si mismo, junto al egoismo que empaña la empatia y el respeto por otros que aquel sujeto perdio, y me provoco la necesidad de gritarle al viento mi desilusion e impotencia de reservar pensamientos de mierda, que atacan a quien le merezca diferencia, una ofensa, una mueca...
Confiezo que me involucre en la pertenencia de mi discurso, de mi sentimiento y mi respeto, y con ella me estremesi de semejante cobardia, con ella se intesifico mi pecho y quiso gritar en libertad y tolerancia algo a quien no lo escucharia...y junto a la pena que me causa, junto a la impotencia que genera, solo me queda la satisfaccion de ser parte de su oposición, de comprender más que ofensas, mas que juicios, mas que penas...una idea, una idea tan llena de esperanza y de realidad que procurare practicar en alianza con mis valores, mas lejos o mas cerca de alcanzar un cambio, es mas seguro comenzar que quedarse en la idea que nada va a cambiar...
Con más fuerza... más fuerza que gritar!
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