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domingo, 24 de octubre de 2010

Cuando crei...














Cuando creí en algo, creí de verdad en ello, en lo que conlleva creer en ello, en lo que trae, y deja, lo que entrega y omite, creí en la posibilidad y en las dificultades, creí en el holismo de circunstancias que podrían suceder, creí en dejar mi puerta abierta, pero la ventana también, creí en dejar circular ese algo dentro de mí, que sintiera la libertad de entrar, y también si era posible la seguridad de mantenerse, pero por sobre todo, entregue la posibilidad de mirar por aquella ventana, y si lo deseaba, que aquel pajarito desorientado se lanzara a volar...

Nunca creí en ser una jaula, en presionar las circunstancias, y si mis deseos eran reprimidos pudo ser a causa del destino, solo creí en la mejor forma, en la que entrega libertad, en la que permite ser, en la que quiere comunicar, y que cree que todo comunica, creí y creo en lo que es en realidad... En lo que puede ser y lo que no, en que he aprendido y en lo que deseaba aprender... Creo en que no cerré yo la puerta, y mucho menos la ventana, porque no había necesidad de cerrarla, solo dejar circular aquel viento que de entrada fue cálido pero en su salida se enfrió y no volvió...

Y lo mejor, es no desconocer, que en este momento, como dijo un buen mentor: en estas circunstancias las posibilidades son como en el futbol, hay que negociar, pero en este caso, es como un juego, donde se ha jugado de visita por primera vez, y donde al fin conozco la sensación de salir de mi territorio y perderme en otro campo de juego donde las condiciones son distintas a la que estoy acostumbrada a jugar... Y así, se muy bien cuál es la postura de ese equipo, porque reconozco cual fue la mía en su lugar, y entiendo cada jugada como si yo la hiciera, solamente que en esta ocasión no reconozco como se sentía el equipo que jugaba de visita en mi territorio, y que esta vez me toco a mi representar ese papel...y es donde, de mi forma de pensar y creer, omití la importancia de la empatía en ese momento, y curiosamente en este momento deseo que se mantenga, ya que, priorizar sobre lo que uno siente y piensa en los momentos de marcar un gol, es más importante que la sensación de derrota que causa en el equipo contrario, que ese balón llegue al arco que defienden, y sentir que su trabajo es en vano, frustrado y la victoria se aleja, pero no es imposible, porque todo equipo al jugar, desea de alguna manera cambiar la condición del juego, marcar, jugar y seguir marcando, las derrotas no son solo en un partido, es en un torneo completo, donde muchas veces debes jugar, y competir para que los rivales no se mofen de ti, y sudar cada paso para implantar tu deseo en ese arco, y cada movimiento es la persecución de tus victorias, y si te caes o lesionas, es parte del juego en la cancha, porque fuera de ella, tu mentalidad debe ser de superar cada caída con nuevas tácticas aprendidas, es la forma que te enseña la vida a luchar. En fin...

En la cancha todos juegan, tus energías deben ser todo el tiempo puestas en un objetivo, que no es necesariamente ganar, si no que jugar, luchar y sentir que tus esfuerzos fueron todo lo que podías dar y más…y es en este momento, donde no percibo esfuerzos ajenos, solo mantengo los míos en break, no porque me sienta vencida, si no que porque aún no es momento de entrar a la cancha y volver a jugar…

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